martes, 25 de abril de 2017

UNA PUERTA PARA VIAJAR A OTROS MUNDOS


Todo comenzó a mediados de 2014, en la Ciudad de Querétaro, donde Ángel Hernández y yo, tuvimos un reencuentro entrañable, después de haber sido compañeros de generación como jóvenes creadores del FONCA, justamente 10 años atrás.

Fuimos a un bar del Centro Histórico de Querétaro, y ahí se abrió la puerta del TFM para El Ghetto. En ese momento, no teníamos ni la menor idea, de lo que representa para un colectivo escénico participar en este maravilloso festival.

A finales de noviembre de 2014, llegamos al mismísimo TFM, en el puerto de Tampico, para realizar valiosas prácticas en torno al hecho teatral contemporáneo en una sociedad inestable y vulnerable ante escenarios de crimen y violencia.

Aquella vez, realizamos una intervención escénica de La habitación y el tiempo de Botho Strauss, en Haití (antigua fábrica en abandono, ubicada en la Isleta Pérez); que incluía una inesperada ambulancia, donde nuestra compañera Elisa Negrete logró realizar a tiempo real, un tatuaje con el concepto TFM, a un espectador, o más bien, a nuestro querido compañero de batallas Norzita.

Tuve el privilegio de conocer y trabajar en Antígona, antigua casa en abandono, ubicada en aquel entonces, en el corazón del puerto de Tampico; cuando impartí el taller de teatro contemporáneo La Puerta de Tannhäuser.

A mí, como a toda la familia TFM, me llena de profunda tristeza, saber que Antígona, un espacio útil para las manifestaciones artísticas, a favor de la sociedad tamaulipeca, haya sido arrebatado y destruido, por intereses políticos y económicos.

Con mucha nostalgia, recuerdo la magia de aquel viejo árbol de Antígona, incrustado entre los tubos PVC, en esas escaleras que parecían llevar a ningún lado… Ahí se entrelaza la naturaleza con nuestras ciudades de asfalto… Sin duda, Antígona era una puerta para viajar a otros mundos.


Agustín Meza/ Director de escena. Compañía El Ghetto.

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