martes, 25 de abril de 2017

UNA BOMBA DE HIDRÓGENO DOTADA DE CONCIENCIA


Cuando estaba preparando HO en aquel espacio, lo oscurecí, estaba sola. Tenía frente a mí un bloque grande de hielo y sobre el las velas, tome el soplete, lo encendí y empecé a derretir todo. De repente vi una luz y empezaron a salir más listones luminosos en todo el cuarto, mi espalda se llenó de escalofríos y algo me hizo salir corriendo para terminar abrazando ese árbol, regrese recogí las cosas y me fui.

Tal vez a veces, ese lugar era una bomba de hidrógeno dotada de conciencia. Santana, el hombre que vivía junto a Antigona,  entraba a su casa. Santana abría el candado del portón en sus manos había una flor de cementerio blanca, cerraba el candado y avanzaba hacia las escaleras, y yo trepada sobre la barda con un pedazo de hielo en mis manos, lo observaba. Santana sigue adentrándose en Antígona, desde su fallecimiento el 11 de mayo.

Recuerdo también que Sabina trepaba en aquel cuarto a una tortuga que caminaba sobre un hilo azul y quebraba su voz al hablar de su abuela, otro chico tocaba un piano de cera en la ventana que da hacia el río, una chica hablaba de sus amores en ese árbol, yo trepaba por una ventana manejando un muñeco con cabeza de mandarina que se convertía en avión y aterrizaba en las manos de Ángel

“Todos tememos al fin, bueno la mayoría, algunos estamos en trámites. Camino descalzo todo el tiempo. Es buena la yerba del verano en ella duermen los sueños de un guerrero, su amor, sus impulsos, en ella los peces se arrebatan, en ella preparo mis músculos para el próximo combate” Algunas de las palabras leídas por Rodrigo Brondo durante la inauguración de Antígona.

Nadia Ros/ Actriz. Colectivo Sonrisa de duende.

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